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En 2025 se seguirá cargando un faltante en términos de recaudo, según Anif

En diálogo con Portafolio, el presidente del Centro de Estudios Económicos Anif, José Ignacio López, analizó las proyecciones y perspectivas económicas para Colombia en 2025 y aseguró que si bien este será un año bueno en términos generales, hay diversas alertas que no se pueden pasar por alto.

El frente fiscal, las relaciones con Estados Unidos, el manejo del gasto público, el comportamiento de la inflación y el estado de caja; serán elementos fundamentales que, según este analista, deben seguirse de cerca para evitar sorpresas durante la vigencia que ya está en marcha.

¿Qué viene para el 2025? Nosotros hemos dicho que 2025 va a ser un año de mucha volatilidad en los mercados financieros, de mucha incertidumbre, tanto a nivel local como global, pero finalmente somos optimistas de que 2025 va a ser un año, en materia de crecimiento, mejor que 2024. En nuestro pronóstico de crecimiento para 2024, que ya próximamente conoceremos la cifra definitiva, tenemos una perspectiva de 1,8% y frente a 2025 estamos proyectando un crecimiento de 2,6%, es decir, pensamos que en 2025 vamos a crecer más.

¿El camino está despejado? Este pronóstico no está exento de riesgos, y de hecho, en una coyuntura de mucha incertidumbre, mucha volatilidad, hay condiciones que si se materializan, riesgos que si se concretan, podrían afectar nuestra perspectiva de crecimiento. No obstante, en últimas, más allá de esto, pensamos que como resultado de un proceso de desinflación y reducción de tasas de interés, quizás mayor apetito al riesgo, algunas condiciones más favorables en algunos sectores de inversión, pues sí vamos a crecer un poco más en 2025.

¿Qué riesgos perciben?

Empecemos por los factores externos. El gobierno de Donald Trump ha hecho una serie de promesas que probablemente va a tratar de cumplir, muchas de ellas pueden tener efectos inflacionarios en Estados Unidos, pueden generar disrupciones de comercio a nivel internacional y pueden generar también una mayor presión fiscal. Esto implicaría mayores tasas de interés por parte de la Reserva Federal y por parte de los mercados financieros en los bonos de mediano y largo plazo. Todavía hay mucha incertidumbre de hasta dónde se van a materializar estos escenarios, por ejemplo, Trump ha mencionado una política de aranceles, algunas veces puntuales, que se podría extender incluso a un arancel universal del 10%. Si bien esas propuestas todavía están en veremos, el episodio con Colombia muestra que probablemente Estados Unidos va a usar los aranceles como herramienta de negociación o para disuadir o incentivar ciertas políticas en otros frentes. Habrá que ver cómo se materializa eso.

¿Y en el contexto local? La economía colombiana enfrenta una vulnerabilidad relacionada con sus necesidades de financiamiento, especialmente en el sector público, en un contexto de altas tasas de interés que ejercen una presión adicional sobre la búsqueda de recursos para solventar el déficit fiscal. Además, una disrupción comercial que afecte directamente a Colombia podría tener impactos muy negativos. La reciente mini crisis diplomática, que afortunadamente se resolvió rápidamente, nos permitió vislumbrar las posibles consecuencias, quizás catastróficas, de una guerra comercial con Estados Unidos. Aunque consideramos que un escenario así no debería ni va a ocurrir, nos pone en perspectiva sobre el impacto que tendría en nuestra economía, obligándonos a revisar significativamente a la baja nuestras proyecciones de crecimiento si llegara a materializarse.

¿Hay riesgos fiscales? Ya se conoce el decreto de aplazamiento presupuestal por $12 billones, lo que implica la desfinanciación de algunos proyectos estratégicos para el país. Es probable que veamos una mayor tensión en la asignación de recursos y en el tipo de recortes que se aplicarán a los programas de gasto. Más allá del análisis económico tradicional sobre déficit fiscal, mayores necesidades de endeudamiento y tasas de interés más altas, esta situación podría generar impactos directos en la economía, como una especie de "apagón financiero" en sectores que dependen de recursos o compromisos del sector público.

¿Qué sectores se afectarían? Algunos de los sectores más afectados serían el de salud, donde la Corte Constitucional ordenó recalcular al alza la Unidad de Pago por Capitación (UPC); el sector energético, que enfrenta problemas financieros derivados de la opción tarifaria y del incumplimiento en los esquemas de pago de subsidios; y el sector de infraestructura, donde se registra un rezago en los pagos a proveedores, muchos de ellos pequeñas empresas.

¿Cómo ven la regla fiscal? Lo que hay que señalar es que, durante buena parte de este año, seguiremos cargando con un faltante en términos de recaudo. Cuando se realizaron las proyecciones en el Marco Fiscal de Mediano Plazo para 2025, estas se basaron en supuestos sobre ingresos fiscales que finalmente no se materializaron. Como resultado, se ha empezado a abrir una brecha entre los ingresos estimados y los ingresos reales que probablemente observaremos todavía un tiempo más. La buena noticia es que al cierre del año pasado se logró un recaudo positivo, especialmente en diciembre, lo que sugiere un repunte del sector comercio en los últimos meses del año.

¿La economía ayudará a cuadrar caja?

Dado que la composición del crecimiento económico del país aún juega en contra del Gobierno en términos de ingresos tributarios, es probable que sigamos enfrentando un déficit entre las proyecciones y los ingresos efectivos. Esto no solo los obliga a realizar aplazamientos presupuestales, sino que también lo lleva a restringir el gasto durante buena parte de 2025. Esta situación no solo responde a la necesidad de cumplir con la regla fiscal, la cual será aún más difícil de alcanzar este año en comparación con el anterior, sino también a la persistencia de un recaudo inferior a lo esperado. De hecho, ha habido varios meses con cifras negativas, lo que agrava los problemas de liquidez del gobierno. Si no se logra una recuperación del recaudo, el país continuará enfrentando dificultades de caja similares a las del segundo semestre de 2024.

¿Qué esperar para inflación y tasas?

Revisamos nuestro pronóstico de inflación tras el anuncio del salario mínimo y ahora estimamos que cerrará el año cerca del 4%. Esto significa que nuestra proyección ya no se encuentra dentro del rango del 2% al 4%, sino que estaría ligeramente por fuera.

Como consecuencia, el Banco de la República tendrá menos margen para reducir las tasas de interés, por lo que prevemos que la tasa de interés se mantendrá por encima del 7% al cierre del año.

Fuente: Portafolio.co

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