Las remesas que provienen del exterior seguirán desempeñando un papel importante como financiador del déficit a nivel externo.
El déficit en la cuenta corriente aumentará hasta 2029, periodo en el cual se ubicará en US$18.500 millones, equivalentes a 3,3% del PIB.
La suma llegaría a este nivel tras incrementos constantes desde 2025; el Grupo Cibest proyectó un déficit de US$11.000 millones, equivalentes a 2,4% del PIB.
Las estimaciones también incluyen las cuentas de 2026, en las cuales habría un déficit de 3,1%.

El efecto sería parcialmente compensado por un menor déficit en la balanza de servicios, rubro en el que incluso podría presentarse un superávit. También habría impulsos por mayores ingresos de turistas al país y una reducción en los costos del transporte marítimo internacional.
El déficit externo, a pesar de su aumento gradual, se mantiene por debajo de los niveles registrados en la década previa a la pandemia (2020), gracias al mayor ingreso neto por transferencias corrientes.
También se reveló que, después de varios trimestres de desbalance en la balanza de pagos, hasta el tercer trimestre de 2024 el déficit superó 2% del PIB, llegando a 2,5% en el segundo trimestre de 2025.
Con base en las proyecciones del grupo, el repunte obedeció a una marcada recuperación de la demanda interna en el segmento de productos importados, a la persistencia de precios bajos en materias primas, y aunque hubo afectaciones en el sector minero-energético, se sumó el sólido flujo de remesas del exterior.
Se indicó que en cuanto a rentas factoriales se proyecta que se mantendrán en niveles cercanos al promedio registrado durante la pandemia como porcentaje del PIB, y que los menores precios de los productos minero-energéticos limitarán la salida de utilidades de las empresas extranjeras del sector.
El sector minero-energético será clave, junto con el desempeño de la industria comercial, el transporte, el alojamiento, los servicios de comidas y la manufactura, sectores que han concentrado los mayores flujos de inversión extranjera directa en los últimos años. Sin embargo, se advirtió que la manufactura y el comercio han enfrentado retrocesos o desafíos en su crecimiento reciente, agregando que su recuperación será determinante para sus aportes a la cuenta corriente.
Las remesas seguirán desempeñando un papel importante como financiador del déficit externo. El Grupo Cibest señaló que estos flujos han incrementado su participación hasta alcanzar cerca de 4% del PIB, a pesar de las políticas tributarias y migratorias de EE.UU.
El motor más relevante del déficit en cuenta corriente para los próximos años será la balanza comercial de bienes.
Además de la cuenta corriente, está la cuenta financiera. Es decir, todos los flujos de comercio o de inversión tienen como contraparte un financiamiento. Dentro de esta cuenta financiera están la inversión extranjera directa, las inversiones de portafolio y otros tipos de inversión, explicó César Pabón, jefe de investigaciones de Corficolombiana.
“El nivel del déficit de la cuenta corriente refleja qué tan endeudada está nuestra economía frente al mundo. A medida que este sea más alto, el país estará más endeudado, y por tanto, más expuesto ante choques internacionales y a lo que pueda pasar tanto a nivel local como internacional”, enfatizó.
Agregó que para la economía no es deseable que el déficit sea alto, porque muestra un aumento progresivo que deja al país menos preparado y más expuesto a eventualidades que vengan del exterior.
Fuente: La Republica.co